miércoles, 17 de junio de 2009

PERSONAJE

Diariamente este era el camino que debía recorrer Anderson Gonzáles, un joven de 24 años habitante del barrio Jazmín parte alta. Desde el 11 de abril del 2009 su vida, la de su familia y la de 45 familias más, cambiaria drásticamente.

Ese nefasto día recuerda él fue normal como siempre, pero cuando la tarde fue cayendo todo cambiaria; a las 11 de la noche cuando todos ya estaban a punto de meterse entre las cobijas para descansar dadas las inclemencias del clima que no daba tregua y había hecho que la mayoría se fueran temprano a la cama.

Esa noche todo fue confusión, ante la amenaza de que las casas se les vinieran encima. Sin pensarlo empezarían a abandonar lo que con tanto esfuerzo habían construido. “nos toco salir con lo que teníamos puesto y nos albergaron en la escuela esa noche.”

La escuelita del barrio, que no es muy grande pero que esa noche les serviría para resguardarlos del frío y la lluvia. El helaje que hizo esa madrugada se calaba entre los huesos y no los dejo dormir, además la incertidumbre de no saber que iba a suceder con ellos y sus casas.

Cuando los primeros rayos de sol estaban asomando Anderson ya estaba en lo alto del barrio donde se encontraba su casa. Solo en ese momento se dio cuenta que nunca más podrían regresar.

Al recorrer la parte alta del Jazmín vieron la punta del iceberg, vieron como se habían abierto unas grietas gigantescas que venían desde lo profundo de la tierra y habían agrietado gran parte de las estructuras de las casas. Dejando muchas casi en el aire.

El invierno que por esos días había sido inclemente con la ciudad Musical y con muchas partes del país, había sido el culpable de que Anderson y su familia se hubieran quedado sin un lugar donde vivir.

Su casa que parecía más bien la casa en el aire de Escalona, y no por que su padre la hubiera construido así para que nadie los visitara como a Ada luz, sino porque no tenía otro lugar a donde meter a su familia. Aunque no fuera la casa más grande y no tuvieran muchas comodidades era suya y no tenían que compartirla con nadie.

Por el contrario en la escuela se encontraban hacinados “y no es que yo me queje pero es que vivir con más personas es muy berraco uno no sabe que mañas tienen además que eso nunca faltan los problemas sobre todo entre las mujeres. En la escuela teníamos colchonetas, cobijas y buena comida eso si para que. Los niños y los ancianos eran prioridad.”

Desde el 11 de abril hasta el 2 de mayo se refugiaron en la escuela eso hasta que el Presidente de la Junta De Acción Comunal del barrio don Pedro Cortes, les dijo que los niños necesitaban estudiar y que con ellos hay no podían hacerlo.

Ese sábado que se trastearon de la escuela ya tan solo quedaban 5 familias más o menos unas 16 personas entre niños y adultos. “cinco familias fuimos las únicas que aguantamos pues los demás se aburrieron y se fueron para donde algún familiar y hubo otros que tenían formita y se fueron a pagar arriendo, porque nunca nos solucionaron nada y ahora menos que nos sacaron de la escuela.”

Para sacarlos de la escuela les arrendaron una casa en el mismo barrio un tal doctor Monrroy que aparentemente nadie conoce, la casa solo tiene dos habitaciones, la sala- comedor, la cocina, el baño y el patio. Cuenta la señora Blanca madre de Anderson que casi duermen uno sobre otro como en una caja de sardinas.

Lo más preocupante de esta situación es que ya se les venció el mes y nadie aparece ha pagarles el siguiente, así que les toca desocupar e irse a vivir en donde tienen las pocas cosas que les quedaron de aquel día.

Aquella casa es más pequeña que la anterior y pagan 180 mil pesos de arriendo. La comida les ha tocado rebuscársela porque ya nadie les responde por ella. Lo pero de todo es que Anderson desde mayo hace parte de los desempleados en Ibagué, el trabajaba en una ferretería que queda en el barrio la Pola pero como el mismo cuenta “ya hay no se hacia ni lo del arriendo”.

Para colmo de males el padre de Anderson Gilberto Gonzáles, no tiene un trabajo fijo, él trabaja en las afueras del supermercado centrales ayudando a las personas a cargar sus mercados, pagando recibos, haciendo consignaciones y de ahí lo que la gente le quiera regalar por sus servicios.

Con tristeza me muestra lo poco que quedo de su casa, y dice “nos ha tocado tumbar muchas paredes que quedaron en pie para que no vaya a ocurrir un accidente, y muchas otras se las han llevado los amigos de lo ajeno que nunca faltan. Ellos son los que se han trasteado mas de una cosa todo lo que medio sirve se lo llevan pa venderlo.”

Anderson no sabe que va ha pasar de ahora en adelante, “nadie aparece a solucionarnos algo y nosotros solo estamos dando tumbos para lado y lado lo único que nos han dicho que el censo que nos hicieron cuando nos fuimos para la escuela se va hasta finales de julio para Bogotá pero mientras tanto nosotros qué…”

Al principio eran puros pañitos de agua tibia como se dice, mucha gente nos traía cosas ahora ya nadie se acuerda de nosotros ya somos parte del pasado.

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